DISTRITO ESCOLAR
14
ESCUELA N°4 “Gral. Juan
Antonio Lavalleja”
Título: EL DÍA QUE
HABLÉ DE MI ABUELO EN UNA ESCUELA
Nombre y apellido de la
alumna: ROCÍO RAMIREZ BOGADO
Docentes participantes:
Paula Rebolo, Nahir de la Iglesia
Directora: María
Alejandra Villamor
Estaba
entrando a un aula de primaria, para brindarles una información tal vez no tan
conocida sobre mi abuelo. Entré y empecé a hablar:
-Hola, soy
Josefa Balcarce de San Martín y les vengo a contar la historia de mi abuelo,
más conocido como el general San Martín-les dije a los niños.
Todo
comenzó el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, Corrientes, Juan de San Martín y
Gregoria Matorras habían tenido a su último hijo, José Francisco de San Martín.
A los 5
años él junto al abuelo Juancho y el resto de la familia se mudaron a España. A
los 11 años entra a la carrera militar.
Más
tarde, cuando Napoleón invadió España, obligó al rey español a cederle el
trono, éste se lo otorga a su hermano. Titi, como le decía a mi abuelo, en esos
momentos era el capitán de caballería. Su primera batalla importante fue la de
Bailen, y lo ascendieron a teniente coronel por su gran valentía.
Para 1810
ya se había conquistado todo el territorio peninsular, entonces mi abuelo
siguió luchando contra Francia, pero en Portugal. Un año después, decidió
abandonar su lucha en Europa y continuarla en la tierra que lo vio nacer.
Volvió a lo que hoy es conocido como Argentina, Buenos Aires en mayo de 1812.
Al llegar
en pleno proceso revolucionario, a Titi lo ponen a cargo del regimiento de
granaderos a caballo por su trayectoria militar. Al recibir la noticia, en la
intimidad de su cuarto liberó esa emoción rompiendo en llanto por el orgullo de
representar a su Patria, me lo confesó una tarde en casa.
Mamá en una
de nuestras tardes de tejido, me contó que cuando Titi conoció a la abuela
sintió un flechazo, se había encontrado a la mujer más hermosa que él haya
visto. Fue tanto el amor que se casaron ese mismo año.
Años
después, reemplazó a Belgrano en el ejército del norte. Decidió hacer un cambio
de planes que sorprendió a todos los hombres, consistía en atacar a los
realistas que ocupaban Chile para así avanzar a Lima desde el mar. Es por eso
que pidió ser removido del mando del Ejército del Norte para ser nombrado
intendente de Cuyo y llevar a cabo su plan.
El 24 de
agosto de 1816 nació su hija, Mercedes Tomasa de San Martin y Escalada, mi
madre. Pero solo compartió con ella hasta los cuatro meses, para así poder
concluir lo planeado.
Tras un
muy largo proceso y varias dificultades, logra liberar a Chile.
Era julio
de 1822 cuando mi abuelo abandona Lima y se reúne en Guayaquil con Simón Bolívar,
el libertador de América del norte. No se sabe qué pasó en esa reunión, pero
entre trago y trago acordaron que Simón continuaría la lucha por el norte,
terminando lo que había empezado mi abuelo en Perú.
En 1824
mi abuela se enfermó gravemente, Titi, que en ese momento se encontraba en
Mendoza, pidió permiso para volver a Buenos Aires, pero el gobierno se lo negó.
Cuando logró entrar a la ciudad la abuela ya había fallecido. Destrozado por
perder a su gran amor y con una niña que casi no conocía, incapaz de lidiar con
los recuerdos de Remedios decide que ambos se trasladen a Francia, donde
finalizó su carrera militar.
Había
pasado un año desde que estaban ahí y Titi le escribe las famosas máximas a
mamá, se trataban de la amistad, el respeto hacia el prójimo, el amor, la
libertad, entre otras cosas.
En 1833 nació Pipi, así le decía a mí hermana y en 1836 nací yo.
Mi abuelo siempre me dijo que mis ojos se parecían mucho a los de la
abuela y que a veces sus recuerdos recorrían por su mente.
Él conmigo no era un general, no era lo que todos veían, era un abuelo
con su nieta disfrutando los momentos que pasábamos. Titi murió el 17 de agosto
de 1850, me enorgullece saber que era mi abuelo.
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